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EBS Hoja Informativa - #2

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UNICE: la máquina de lobby predica el fundamentalismo del libre mercado

UNICE (la Unión de Confederaciones Industriales y Empresariales de Europa) es la anfitriona oficial de la Cumbre Europea de la Empresa (junto con FEB-VBO, la patronal belga que es uno de los miembros de UNICE). Vista de cerca, UNICE es una poderosa máquina de lobby industrial que se aprovecha de su acceso privilegiado a las instituciones de la UE para promover una mercantilización neoliberal de las sociedades europeas a la vez que resiste con fiereza regulaciones vinculantes de carácter social o medioambiental.

UNICE, que en la actualidad está formada por 33 patronales de 25 países europeos, ha sido la voz oficial de la industria en la UE desde 1958. Sin embargo, ha sido sólo en la última década cuando se ha convertido en la poderosa fuerza industrial que es hoy en día. Es parte oficial del llamado Diálogo Social de la UE, donde también está representada la Confederación Europea de Sindicatos (CES). Aunque UNICE normalmente está a favor de la centralización de toma de decisiones en la UE, rechaza de plano la negociación colectiva a escala europea, que podría reforzar la posición sindical. Para UNICE, más importante que el Diálogo Social, en gran medida impotente, son sus estrechos vínculos con la Comisión Europea, sobre todo con lo que se ha apodado el 'complejo burocrático-industrial': las direcciones de industria y comercio, muy amigables con el mundo empresarial. Combina con energía su acceso privilegiado en Bruselas con el lobby paralelo de las patronales miembros en las capitales de los 15 estados miembros de la UE. Además del personal de las oficinas de Bruselas, 40 personas, las federaciones llevan a cabo el grueso del lobby a través de una compleja red de comités de políticas y grupos de trabajo. Más de 60 grupos de trabajo analizan con minuciosidad todas las propuestas, regulaciones, directivas y artículos que emergen de Bruselas antes de escupir de vuelta al proceso de toma de decisiones de la UE sus muy influyentes documentos que contienen sus posturas. Por ejemplo, UNICE cuenta con no menos de siete grupos de trabajo dedicados al lobby para que la UE se mantenga fiel a las prioridades de la industria en sus políticas sobre la Organización Mundial del Comercio (OMC).

UNICE coordina su lobby con las otras voces que forman el coro de la industria en Bruselas, sobre todo con la Mesa Redonda Europea de Indsutrialistas (European Roundtable of Industrialists, ERT) y con el Comité de la UE de la Cámara de Comercio Americana (AmCham). A pesar de ciertas diferencias en sus estrategias y estilos de trabajo, el mensaje ideológico de estas agrupaciones es básicamente idéntico: en una economía cada vez más globalizada, las decisiones políticas deben ser subordinadas a los intereses de la competitividad industrial. Mejorar el ambiente para la industria, argumenta UNICE, debería ser la prioridad absoluta para las instituciones de la UE. Dicho 'ambiente para la industria' significa rápida privatización, reducción del gasto público en protección social, reducción de los impuestos de sociedades, desregulación del mercado laboral, campo libre a la biotecnología y liberalización a gran escala del comercio y las inversiones. Dicha agenda se presenta a menudo con la excusa de 'finalizar el Mercado Unico'. Su fetichismo del libre mercado provoca que UNICE se oponga sistemáticamente a cualquier propuesta sobre nuevas regulaciones ambientales (tales como calidad del agua, residuos o productos químicos) así como a impuestos ecológicos, argumentando que las acciones voluntarias por parte de la industria resolverán cualquier problema que pueda surgir.

UNICE está buscando continuamente nuevos modos para institucionalizar aun más el predominio de la competitividad internacional en la toma de decisiones de la UE. Una herramienta es el 'benchmarking', la cuantificación de todos los factores que influencian el desarrollo de la industria en Europa, para tener en cuenta solamente la comparación puramente tecnocrática entre países y regiones del mundo. La Comisión Europea emplea este concepto con asiduidad, que fue adoptado también en la reciente cumbre de la UE sobre el empleo en Lisboa, Portugal. El documento principal para debatir en la Cumbre Europea de la Empresa va a ser el 'Informe sobre Benchmarking de UNICE', publicado hace unas semanas. El informe quiere que la UE use el benchmarking para acabar con el exceso de regulación, que para UNICE son las medidas que 'retrasan, crean incertidumbre o encarecen los costes de desarrollo'. El que mencione 'el campo de la biotecnología' es un ejemplo que muestra que UNICE confía en socavar las recientes medidas que se han adoptado como respuesta a la opinión pública.

La Cumbre Europea de la Empresa (y la 'Agenda Europea sobre Innovación' que se adoptará) es el último y preocupante ejemplo de la continua cruzada de UNICE por consolidar la agenda industrial a expensas de las prioridades sociales y medioambientales.

Para más información sobre UNICE, ver: "Europe, Inc. - Regional and Global Restructuring and the Rise of Corporate Power" (Pluto Press 2000), capítulo 4: "UNICE: Industry's Well-oiled Lobby Machine", pag 37-44.

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